La diferencia se ve: antes y después de GNL

ESTUDIO DE CASO

Ver para creer

Cuando esta planta eléctrica hizo la transición de combustóleo pesado (HFO - heavy fuel oil) a gas natural licuado (GNL), cambió olas de humo negro sucio por una vista pacífica, pintoresca y despejada de un cielo azul.  Esto es una ilustración gráfica de cómo hacer la transición a GNL significa un ambiente más limpio y seguro para las personas que respiran ese aire todos los días.

Antes y después de GNL

Observe el impacto positivo sobre el medio ambiente que este cliente pudo lograr al cambiar a gas natural.*

before & after LNG

Un cambio más limpio

En comparación con los combustibles tradicionales como combustóleo o carbón, el uso de GNL para generar electricidad es mucho menos contaminante: menos óxido de nitrógeno (NOx), menos dióxido de carbono (CO2), y casi nada de óxido de azufre (SOx) o partículas finas – realmente, menos emisiones contaminantes de la atmosfera de casi todos los tipos.  De hecho, según la U.S. Energy Information Administration, el gas natural produce aproximadamente 25 por ciento menos de CO2 en comparación con combustóleo destilado y caso 50 por ciento menos CO2 en comparación con el carbón.1 Por otra parte, el gas natural emite 93% menos NOx y 99.8% menos SO2 que el carbón.2 Nos haría bien deshacernos de esos agregados.

before & after LNG

Una apuesta segura

Vea las imágenes de antes-y-después una vez más, e imagínese tener que respirar una bocanada de esa neblina oscura que sale del edificio en la imagen a la izquierda.  La nausea es casi instintiva.  Pero los riesgos de ese aire nocivo, tanto para los trabajadores de la central como las comunidades vecinas, son mucho más penetrantes que una tos persistente.  Además de una reducción en la calidad de vida integral, los contaminantes en esas emisiones se asocian con toda una gama de problemas de salud humana, incluyendo asma, bronquitis, cáncer pulmonar y enfermedad cardiaca, así como las consecuencias asociadas con la hospitalización y muerte prematura.3

Veer es creer

El gas natural licuado (GNL) no tiene olor ni color, no es corrosivo, no es combustible y no es tóxico.  Es significativamente mejor para el medio ambiente y para nuestra salud personal – una diferencia tan grande que hasta se puede ver.  Además, como un suplemento comprobado a nuestras opciones de energía renovable,  el GNL está contribuyendo a que nuestro futuro con energía sostenible sea cada vez más visible.